Mis 4 Paredes
Días de
cuarentena en una Lima acongojada por los sucesos que deja a su paso el COVID-19
en el país y el mundo. Ya no sabemos qué fecha es. Si es de día o de noche, día
laborable o día festivo. Todo parece igual. Nuestras 4 paredes se han vuelto
nuestro mundo, en especial y ¡con suerte! para aquellos que podemos trabajar
desde casa o al menos prepararnos para el reinicio de nuestras actividades. Es
la ironía de quienes trabajamos como asesores inmobiliarios, a menudo
recorriendo los interiores de las diversas propiedades en venta o alquiler para
algún "buen cliente", en muchos casos, sin casi pisar nuestra propia
casa.
En nuestro
oficio, hemos visto las infinitas realidades en las que vivimos los limeños,
caminado entre los cómodos y espaciosos departamentos de los distritos más
acomodados, con sólo un habitante. Hemos respirando el aire fresco de los
parques o brisa marina desde algún balcón bohemio de un loft de
recién casados (más su gato), de apenas treinta metros cuadrados. Siempre
subiendo y bajando de los ascensores más modernos de edificios
empresariales que ahora yacen vacíos. Pero también, hemos visitado casas que
han crecido en la informalidad, sacándole la vuelta al espacio mínimo vital (y
de paso a las autoridades), porque la familia creció y con ella también
crecieron los deseos de tumbarse una pared para ampliar un metro cuadrado más,
invadiendo la veredita del pasaje. En nuestro oficio, nos hemos ensuciado los
zapatos en alguna casona antigua del centro de Lima ofrecida como terreno
porque se cae a pedazos y además, agarrándonos fuertemente del pasamanos
oxidado que conduce a la teatina para no perdernos de nada. Pero lo más
importante de todas estas experiencias es haber conocido a tantas personas, sus
deseos, sus sueños, sus angustias, sus necesidades, sus inquietudes, sus
miedos.
Me
pregunto...¿Qué nuevos retos tendremos que asumir en este negocio? ¿Qué veremos
los próximos meses en los hogares que visitemos? Lidiar con lo que viene es una
tarea ardua que requiere de muchos protocolos pero también de mucha empatía.
Tal vez veamos clientes que venden sin haber querido nunca vender, parejas que
se separan y buscan un nuevo espacio porque finalmente se dieron cuenta de que
no pueden convivir, el joven que vive con sus padres y entendió que es hora de
dejar el nido porque busca su libertad, el padre de familia que vende para salvar
la vida de un hijo o sus estudios, los amantes que finalmente se dan el sí a
vivir juntos porque no resistieron el distanciamiento, y así sucesivamente...
Conseguir
nuestras 4 paredes o deshacernos de ellas, a veces cuesta. Cuesta emocional
y psicológicamente. Asumir riesgos de una deuda hipotecaria en medio de
la coyuntura no nos parece tan simpático, estar dispuestos a bajar el precio de
nuestra propiedad en venta tampoco lo es, conseguir al inquilino estable
económicamente ¡una suerte! En fin, nuestra misión es ser empáticos, escuchar
al otro, apoyar en todos los procesos, movernos rápido y eficientemente,
dar el mejor servicio. Pero hay un reto más para nosotros los agentes...abrir
nuestras 4 paredes mentales a la "nueva normalidad", a la tecnología,
al marketing digital, entrar con más fuerza a las redes sociales, hacer
de diseñadores, de influencers, de bloggeros, de youtubers y todo lo que se nos ocurra, porque señores... nada será como antes y hay que seguir.
Aquí desde
Mis 4 Paredes, les deseo lo mejor en esta aventura. Si eres agente te invito a
compartir tus experiencias y comentarios, igualmente si eres un lector curioso
que tal vez se encuentra en alguna situación aquí mencionada o alguna otra...
estoy para leerte.
Abrazos
virtuales
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